24 de abril de 2017

El cambio climático, duro con España

El 80% de España, en riesgo de convertirse en desierto este siglo por el cambio climático.


*Un informe del Ministerio de Medio Ambiente advierte de que, a este ritmo, tres millones de hectáreas de las zonas húmedas pasarán a áridas al llegar a 2100

*El documento admite que "la desertificación es ya un problema real" en más de dos tercios del territorio, agravado por la falta de lluvias y las temperaturas más altas

*El desequilibrio entre el agua disponible y lo que se evapora supone mayor presión sobre los recursos hídricos, pérdida de biodiversidad y menor producción agrícola

Desierto de Tabernas, Almería.

Cada país, cada región del mundo, está amenazada de manera diferente por los efectos del cambio climático. Algunos estados-isla del Pacífico se enfrentan a la desaparición física, engullidos por la subida del nivel del mar. España, por su parte, se arriesga a convertirse en desierto. Hasta el actual Gobierno advierte ya de que el calentamiento global amenaza con que, en lo que queda de siglo, el 80% del suelo esté en peligro de desertificarse. Incluidas las cordilleras montañosas del sur, según un análisis del Ministerio de Medio Ambiente de 2016 recientemente publicado en el Portal de Transparencia gubernamental.

La desertificación es la "degradación de las tierras áridas, semiáridas o subhúmedas secas". Esta tipología engloba lo que se considera, de forma más sencilla, "tierras secas". La aridez es el balance entre el agua que hay en una zona y la que se evapora: "Oferta y demanda", especifica el informe titulado Impactos del cambio climático en los procesos de desertificación. Ese índice de aridez implica el riesgo de virar hacia el desierto. En España, grandes áreas caen dentro de estas "tierras secas". Y van camino de extenderse.

El agua está en el fondo de este asunto. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) –el grupo científico de la ONU para el estudio del calentamiento global– ha señalado entre los primeros peligros para Europa "la creciente presión sobre los recursos hídricos, particularmente en el sur". Menos agua a disposición. Traducido significa que llueve menos y, además, en episodios más torrenciales y destructivos. "Se agrava el peligro de inundaciones", explica el IPCC. Pero, además, este patrón de precipitaciones también desertifica: "Deteriora la calidad del suelo", señala el panel internacional.

El mapa de las zonas áridas de la España peninsular refleja cómo de noroeste (Galicia) a sureste (Almería o Murcia) las tierras secas son cada vez más secas (llueve solo entre un 5% y un 20% de lo que se evapora). El riesgo de desertificación, en diferentes grados, afecta a 37,4 millones de hectáreas de los 50,5 millones del territorio total.


Ganando terreno hacia el norte 

Los cálculos del informe muestran que el suelo susceptible de degradarse va ganando espacio: la zona norte de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valle del Ebro, amplias zonas de Cataluña y la submeseta norte se van tornando más secos hasta perder el tono verde de las zonas húmedas. A eso se le añade que las regiones ya áridas empeoran (se vuelven más anaranjadas en los modelos).