13 de octubre de 2017

Almería, laboratorio europeo contra el cambio climático

Un proyecto que ya trabaja para atenuar los efectos negativos en el Parque de Cabo de Gata y Sierra Nevada.

Almería posee varios ecosistemas que son claves en la regulación de la temperatura de su entorno. Cabo de Gata y Sierra Nevada están siendo negativamente afectados por el cambio climático y se espera que este aspecto aumente considerablemente en el futuro. De ahí que la Unión Europea, a través de su Comisión, se haya fijado en ellos para desarrollar una serie de proyectos que tienen como objetivo reducir el impacto. Pero la diferencia de esta iniciativa con la mayoría surgidas hasta el momento es que ya se está actuando sobre el campo para tratar de revertir la situación. En Cabo de Gata, por ejemplo, se están haciendo siembras de plantas autóctonas o tomando muestras del suelo para analizar su capacidad de absorción.
 
Este proyecto, denominado Life Adaptamed -que trabaja con ayuntamientos, asociaciones, población y trabajadores-, es gestionado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y cuenta con unos fondos de 5,5 millones de euros. Actúa sobre el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y el Espacio Natural de Sierra Nevada y Doñana. Tiene un carácter demostrativo y una de sus finalidades es proporcionar criterios, experiencias y herramientas en la protección de estos ecosistemas a otros gestores, propietarios y grupos de interés, tanto a nivel europeo como de otros enclaves de la cuenta mediterránea. También ostenta un marcado carácter piloto, ya que se implementarán algunas técnicas y métodos innovadores, como el empleo de teledetección y telemetría para el seguimiento y evaluación de las medidas de adaptación al cambio climático propuestas o la integración de la información generada en un Sistema de Información para el Seguimiento del Cambio Climático en Andalucía. En Almería, el principal objetivo es luchar contra la desertificación.
 
Cabo de Gata es, tal y como especifican los Amigos del Parque Natural, un escenario vital al dar cabida a las mejores muestras de ecosistemas áridos europeos, los azufaifares, unas plantas que, casi desconocidas, guardan una gran importancia en la lucha contra el cambio climático. Gracias al gran dosel vegetal que generan son muy activos en la mitigación del cambio climático en zonas áridas a través de la fijación del carbono en sus hojas. Además, ofrecen hábitat para numerosas especies animales, siendo de particular importancia los insectos que albergan y que pueden ser beneficiosos para la agricultura. De la misma forma, contribuyen al control de la desertificación al permitir el desarrollo de la vida bajo condiciones ambientales muy rigurosas y a las avenidas en ramblas. Además, los azufaifas regulan el ciclo ya que participan de las transferencias de agua desde el suelo hasta la atmósfera mediante la evaporación de agua a través de sus hojas.
 
Mantener estos matorrales y toda la biodiversidad asociada a ellos es uno de los objetivos del proyecto Life ADAPTAMED. Su principal peculiaridad reside en que, según explica Amigos del Parque Natural Cabo de Gata, debido a las largas raíces que poseen, son capaces de aprovechar las aguas subterráneas, un recurso sólo accesible a ellos. Es precisamente esta característica la que explica su carácter de plantas caducifolias que mantienen sus hojas turgentes desde la primavera hasta el otoño.

1 de octubre de 2017

Un marinero y un químico idean un sistema portátil que convierte el plástico del océano en combustible

Un marinero con más de cuatro décadas de experiencia y un experto en bioquímica han ideado un sistema portátil que convierte los residuos plásticos que flotan en el océano en combustible diesel. El invento podría poner su grano de arena en la lucha contra el que se conoce ya como séptimo continente, por la enorme cantidad de desechos que van a parar a las aguas.

Esta tecnología, que fue presentada en el encuentro anual de la American Chemical Society (ACS), está todavía en fase de pruebas, aunque abre enormes expectativas por varias razones. Entre las principales figura el hacer que la recogida de residuos sea atractiva, al propiciar que de algo sin valor, como es la basura, se obtenga combustible diésel.
 
Frente a las tecnologías convencionales para la descomposición de residuos a partir de pirolisis, este diseño acude a ese mismo proceso, pero minimiza el impacto en términos de huella de carbono. Para ello, Swaminathan Ramesh, experimentado bioquímico, desarrolló un catalizador de metaloceno. Al introducirlo en un soporte poroso y someterlo a una reacción de pirolisis controlada, se logra obtener el diesel sin necesidades de otros procesos de refinación.
  


Ideado para que pueda trasladarse en un contenedor de mercancías de 20 pies, el sistema diseñado a pequeña escala facilita que se ubique allá donde sea necesario, incluso en los propios barcos. Además de por las proporciones, esta tecnología destaca por operar a una temperatura inferior a otros sistemas, en concreto a entre 350 y 380 grados.
 
“Podemos escalar la capacidad para manejar desde 90 hasta más de 4.500 kilos cada 10 horas. Por su pequeño tamaño, también podemos llevar este proceso tecnológico allá donde están los residuos plásticos”, explica Ramesh. Su compañero de viaje en este proyecto ha sido James E. Holm, un marinero con más de 40 años de experiencia sobrecogido por la realidad a la que se ha asomado en su día a día en la mar. “Hace años, cuando estaba navegando por el Canal de Panamá me sorprendió la cantidad de plástico que cubría la playa. En ese momento pensé que si tenía la oportunidad de hacer algo, debía hacerlo”.
 
Así, esta pareja ha dado forma a un sistema que ha despertado el interés de administraciones y empresas y que será sometido a examen en una prueba piloto que se desarrollará junto con las autoridades de Santa Cruz, en California.
 
Lo cierto es que, pese a que este reactor móvil contra el plástico puede tener un enorme impacto, todavía queda trabajo por hacer. Para empezar, sus promotores tendrán que comprobar que la idea funciona y que produce más de lo que consume. La optimización será aspecto a trabajar de este sistema que solo permite reconvertir ciertos plásticos que, además, deben estar en superficie, lo que excluye, de momento, las clásicas botellas de agua.                                    Fuente: Ecoinventos