Un estudio publicado recientemente por la Universidad de Boston destaca que, si bien el embalaje es un elemento indispensable para las ventas, con el tiempo los requerimientos se han volcado hacia alternativas más ecológicas.
Hoy en día los fabricantes de alimentos y los minoristas luchan tanto por un espacio en las góndolas de un supermercado, como por el reconocimiento de ofrecer productos sostenibles a los ojos del consumidor.
Uno de los temas clave de la iniciativa Save the Food es la importancia de proporcionar a los fabricantes un mayor acceso a la información sobre el tema de la sostenibilidad. Para tomar una decisión informada deben entender que toda la cadena de suministro debe ser tomada en cuenta, desde la logística hasta la vida útil del producto, todo lo cual tiene un impacto en la huella de carbono de una empresa.
La sostenibilidad puede ser comunicada a los consumidores a través de una certificación que les da la confianza en el valor del producto o la seguridad y esta calificación de producto sostenible se puede dividir en dos partes.
“La sostenibilidad ambiental y los negocios no siempre van de la mano, especialmente cuando se trata de envases de productos alimenticios. Mientras que hace años el empaquetado no resultaba problemático, hoy la creciente influencia de los consumidores y su opción por reciclar es un factor importante a la hora de elegir los envases.”
Una implica la sostenibilidad interna de los productos, mientras que la segunda se aplica a lo externo, es decir al envasado. El problema radica en que los envases de alimentos sostenibles son extremadamente complejos y tratan de atraer a los consumidores medioambientalmente responsables, que exigen productos de empresas alimentarias comprometidas con la sostenibilidad y lo ecológico, puede ser una espada de doble filo.
El embalaje es lo primero que los consumidores ven y puede influir en gran medida en su decisión de compra. En consecuencia, los fabricantes de alimentos y los minoristas se esfuerzan por conseguir este objetivo.
Difícil, pero no imposible
Lo ideal es encontrar el embalaje perfecto: que sea lo suficientemente llamativo como para que destaque, que mantenga un producto fresco por más tiempo, resulte muy ligero de peso y completamente biodegradable.
Los fabricantes de alimentos están siendo presionados por el público y las normativas, para reducir sus costos, ser sostenibles y al mismo tiempo alejarse de los envases de plástico, en un intento por ser más respetuosos con el Medio Ambiente.
Sin embargo, un estilo de embalaje basado en el cartón y que es completamente respetuoso medioambientalmente, no siempre atrae a los consumidores. Y, como estos envases generalmente tienden a ser más caros que sus contrapartes de plástico, los fabricantes acaban luchando entre su conciencia ecológica y sus costos.
Eso no quiere decir que no sea posible conseguir todo lo que el público pretende, simplemente que no es fácil congeniar todas las variables y lograr alimentos ecológicos, envasados sosteniblemente y que además sean fácilmente vendibles.
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