21 de enero de 2019

Bacteria que come plástico de los océanos y lo convierte en agua

La alta contaminación en los océanos es un gran problema en el planeta. Según investigaciones recientes, es probable que en el año 2050 encontremos más plástico que pescado en las aguas de los mares, y es por esta razón que hay muchas personas trabajando para generar soluciones a esta problemática, algunas muy imaginativas para revertir esta situación.

Actualmente la novedad es una bacteria, desarrollada por las estudiantes Jeanny Yao y Miranda Wang, quienes llevan desarrollando este proyecto desde sus años escolares y hoy cosechan frutos de ello. Ya cuentan con patentes y han logrado una financiación de 400 mil dólares para empezar a desarrollar el producto. Todo esto con tan solo 20 años de edad.


Ya han conseguido 5 premios gracias a este proyecto, se hicieron populares al ser las más jóvenes en conseguir el premio de ciencia Perlman. Todo gracias a sus diminutas bacterias capaces de transformar plástico en CO2 y agua. La tecnología se utiliza de 2 formas: Para limpiar las playas y también para producir materias primas para prendas de vestir.

"Es prácticamente imposible hacer que las personas dejen de utilizar el plástico. Necesitamos una tecnología para romper el material. Y que todo se vuelva biodegradable", dice Miranda Wang.

El desarrollo de esta tecnología se divide en 2 partes: Primero el plástico es disuelto y las enzimaslo catalizan con lo que el plástico se convierte en fracciones sumamente maleables. Estos componentes se colocan en una estación biodigestora, donde se comportan como si fuesen restos de comida. El proyecto se ejecuta en tan solo 24hs, para pasar de plástico a agua, realmente prometedor.

12 de enero de 2019

Algas andaluzas que 'comen' CO2 como 26.000 árboles

Parece la solución perfecta a muchos problemas. 
Si las microalgas necesitan del CO2 para vivir, ¿por qué no usarlas para capturar las emisiones de este gas de efecto invernadero? Enchufadas directamente a los aliviaderos de una central eléctrica, las microalgas proliferan gracias el dióxido de carbono. El círculo se cierra con la obtención de biomasa vegetal para acuicultura, cosméticos, energía y hasta la alimentación humana.
Con apenas siete años de historia, pero sobre la base del conocimiento generado durante cuatro décadas en las universidades de España, la empresa española AlgaEnergy ha explorado todas las posibilidades que ofrecen las microalgas. Hay más de 60.000 estirpes, aunque son muchas menos las que se pueden aprovechar para su uso industrial. Al ser la base de la alimentación de los peces, pues se trata del primer elemento de la cadena trófica en el agua, su primera utilidad es obvia: la acuicultura.

Pero con algo de imaginación y mucho I+D, estas algas microscópicas también pueden servir como biofertilizantes en la agricultura. Algunas especies, como la Spirulina y la Chlorella, empiezan a formar parte de la composición de cremas y lociones corporales. Ricas en proteínas (incluyen todos los aminoácidos esenciales), vitaminas, lípidos, carbohidratos y carotenoides, también empiezan a colarse en la dieta en forma de pastillas o zumos.
Otra de sus grandes promesas, convertida en realidad en los laboratorios, es, mediante ingeniería genética, usarlas para obtener biocombustibles limpios e inagotables.
AlgaEnergy ya comercializa productos para la acuicultura, la agricultura, la cosmética y la nutrición. Pero su idea de lo que pueden hacer las microalgas va más allá. Hay que acelerar su crecimiento, y para ello qué mejor que darles una buena dosis de CO2. Como cualquier otro vegetal, estos organismos necesitan del dióxido de carbono para vivir. Así han convertido un problema, los altos niveles de este gas, en una solución.