Las investigaciones llevadas a cabo en el Hayedo de Montejo por investigadores de la ETSI de Montes de la UPM han permitido demostrar que los ratones de campo transportan bellotas a distancias lejanas (hasta 130 m) y las ocultan bajo el suelo o entre la hojarasca. Muchas de ellas quedarán olvidadas, favoreciendo así la dispersión y regeneración natural de los robles.
Las bellotas son los frutos de robles, encinas, alcornoques y quejigos, resultando un alimento muy nutritivo y apetecido por buena parte de la fauna. Son muchos los animales implicados en el consumo de bellotas, desde pequeños escarabajos que perforan la cáscara para alimentarse de las reservas hasta grandes corzos y jabalíes que las comen ávidamente, pasando por animales de tamaño medio como los gráciles ratones de campo o vistosas aves como el arrendajo o el trepador azul. Sin embargo, no todos ellos se dedican sólo a comer bellotas sino que además algunos las esconden en madrigueras, bajo el suelo, o en oquedades junto a los troncos de los árboles.
Estos animales son los denominados dispersores, porque se encargan de transportar las bellotas y almacenarlas en aquellos lugares donde no puedan ser descubiertas por otros. Las bellotas enterradas y olvidadas darán lugar a nuevas plántulas de roble, que remplazarán los viejos árboles, manteniéndose así la dinámica natural del bosque.
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