Un marinero con más de cuatro décadas de experiencia y un experto en bioquímica han ideado un sistema portátil que convierte los residuos plásticos que flotan en el océano en combustible diesel. El invento podría poner su grano de arena en la lucha contra el que se conoce ya como séptimo continente, por la enorme cantidad de desechos que van a parar a las aguas.
Esta tecnología, que fue presentada en el encuentro anual de la American Chemical Society (ACS), está todavía en fase de pruebas, aunque abre enormes expectativas por varias razones. Entre las principales figura el hacer que la recogida de residuos sea atractiva, al propiciar que de algo sin valor, como es la basura, se obtenga combustible diésel.
Frente a las tecnologías convencionales para la descomposición de residuos a partir de pirolisis, este diseño acude a ese mismo proceso, pero minimiza el impacto en términos de huella de carbono. Para ello, Swaminathan Ramesh, experimentado bioquímico, desarrolló un catalizador de metaloceno. Al introducirlo en un soporte poroso y someterlo a una reacción de pirolisis controlada, se logra obtener el diesel sin necesidades de otros procesos de refinación.
Ideado para que pueda trasladarse en un contenedor de mercancías de 20 pies, el sistema diseñado a pequeña escala facilita que se ubique allá donde sea necesario, incluso en los propios barcos. Además de por las proporciones, esta tecnología destaca por operar a una temperatura inferior a otros sistemas, en concreto a entre 350 y 380 grados.
“Podemos escalar la capacidad para manejar desde 90 hasta más de 4.500 kilos cada 10 horas. Por su pequeño tamaño, también podemos llevar este proceso tecnológico allá donde están los residuos plásticos”, explica Ramesh. Su compañero de viaje en este proyecto ha sido James E. Holm, un marinero con más de 40 años de experiencia sobrecogido por la realidad a la que se ha asomado en su día a día en la mar. “Hace años, cuando estaba navegando por el Canal de Panamá me sorprendió la cantidad de plástico que cubría la playa. En ese momento pensé que si tenía la oportunidad de hacer algo, debía hacerlo”.
Así, esta pareja ha dado forma a un sistema que ha despertado el interés de administraciones y empresas y que será sometido a examen en una prueba piloto que se desarrollará junto con las autoridades de Santa Cruz, en California.
Lo cierto es que, pese a que este reactor móvil contra el plástico puede tener un enorme impacto, todavía queda trabajo por hacer. Para empezar, sus promotores tendrán que comprobar que la idea funciona y que produce más de lo que consume. La optimización será aspecto a trabajar de este sistema que solo permite reconvertir ciertos plásticos que, además, deben estar en superficie, lo que excluye, de momento, las clásicas botellas de agua. Fuente: Ecoinventos
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