El quebrantahuesos (Gypaetus
barbatus) es un buitre muy distinto a las aves de presa parecidas. Se trata de
una especie amenazada en amplias zonas de su distribución, y en el continente
europeo es un animal en grave peligro de extinción que ha desaparecido de
varias regiones donde antes era abundante.
¿A que se debe su singular
nombre? Recibe su nombre por la costumbre de remontar huesos y caparazones
hasta grandes alturas para después soltarlos y una vez que estos se estrellan
contra rocas pueden comer su médula interior y no sólo eso, sino el mismo
hueso.
La envergadura media de esta
especie es de 2,5 m,
aunque algunos ejemplares pueden alcanzar los 2,8 m. Su peso puede variar
entre 4,5 y 7 kg.
Son características de esta especie las alas largas y estrechas, la cola larga
en forma de rombo y el hecho de tener la cabeza recubierta de plumas, al
contrario que el resto de buitres. Esto se debe a que el quebrantahuesos no
introduce la cabeza y cuello en los cuerpos de animales muertos, sino que es
una especie osteófaga (de hecho, es la única ave que se alimenta casi
exclusivamente de huesos): cuando los mamíferos carnívoros, cuervos y otras
especies de buitres han hecho desaparecer las partes blandas, los
quebrantahuesos acuden para alimentarse de los huesos.
Cuando estos son demasiado
grandes para poder tragarlos los agarra con sus patas y los deja caer en zonas
rocosas para partirlos en fragmentos más pequeños que pueda ingerir. Esta
práctica no es para comer el tuétano, como mucha gente cree, el quebrantahuesos
ingiere el hueso entero, pudiendo tragar trozos de hasta 20 cm de longitud. Se estima
que un 75% de su dieta se compone de lo que obtienen de los huesos de ungulados
domésticos y salvajes. El resto lo componen pellejos y restos de carne, y
alguna que otra tortuga muerta, previo despeñamiento de su caparazón. Se
alimenta de huesos y otros restos de animales muertos.
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