El océano está surcado por
corrientes, que son las que de a poco recogen la basura que los humanos
arrojamos en las costas y la llevan mar adentro. Así diversas corrientes del
Océano Pacífico han logrado formar vórtices de basura. El Gran Parche de Basura
del Pacífico está localizado entre los 135º y 155º Oeste y 35º y 42º Norte.
Es el resultado de una corriente
circular que acumula basura en su centro. Está caracterizado justamente por una
excepcionalmente alta concentración de plástico flotante y otros tipos de
basura.
Ya desde 1988 se viene
previniendo sobre la posible aparición de este Parche de Basura, mediante
estudios de corrientes y desechos. En el centro de corrientes oceánicas
circulares se crean cuerpos de agua estables. Y como decíamos antes, esas
mismas corrientes pasan por las costas de Estados Unidos y Japón, donde
recolectan la basura que arrojamos, y luego la acumulan en su centro, donde el
agua es estable.
No se conoce con exactitud cuando
mide este Parche de Basura, pero se estima que podrían ser 700 mil kilómetros
cuadrados, aunque algunos informes dicen que podría tener hasta 15 millones de
km2. Según estimaciones del investigador Charles Moore, que estudió
especialmente estas concentraciones de basura, un 80% viene de tierra y otro
20% de los barcos.
Pero no hay que imaginarse
el Parche de Basura como un campo contínuo de basura flotando, a veces el
plástico está tan desintegrado que no se ve a simple vista. Los investigadores
lo notan, en este caso, tomando muestras del agua.
El plástico no se biodegrada, por
lo que sólo se va desintegrando con el paso del tiempo por la erosión natural.
En este caso es el sol quien se encarga de ir desintegrando al plástico, pero
sólo para convertirlo en partículas más pequeñas que quedan suspendidas sobre el
agua. Sigue siendo un polímero, sólo
que cada vez se desintegra hasta pedazos más y más pequeños, al grado de
volverse microscópico y poder ser ingeridos por los organismos vivos acuáticos.
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