El reciclaje de cobre a nivel mundial evita la emisión de un total de 40 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono a la atmósfera, según un estudio del Instituto Europeo del Cobre (ECI) que incide en que el tratamiento de este material reciclado necesita de un 85% menos de energía que cuando se trata por primera vez.
Según esta entidad, la demanda de cobre en los países europeos se ha multiplicado en las últimas décadas, con un incremento del 250% desde 1960 hasta la actualidad debido sobre todo a los requerimientos de las nuevas compañías tecnológicas. Entre otras aplicaciones, este material se emplea en las baterías de teléfonos móviles, en los conductos de agua o en el sistema eléctrico de los hogares.
Sin embargo, a la vez que se ha incrementado la demanda de cobre ha aumentado también el porcentaje que se emplea y que procede del reciclaje, hasta alcanzar el 50% del total. Así, en 2014 se reutilizaron un total de 2,1 millones de toneladas de este material, procedentes de aparatos electrónicos y residuos reciclados. "El uso del cobre reciclado se convierte en un factor clave para minimizar el impacto medioambiental de su producción --explican los responsables de ECI--. El cobre reciclado conserva todas sus propiedades intactas, con lo cual puede ser utilizado para cualquiera de las múltiples aplicaciones que tiene este material".
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