30 de noviembre de 2015

El reciclaje de cobre y el CO2

El reciclaje de cobre a nivel mundial evita la emisión de un total de 40 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono a la atmósfera, según un estudio del Instituto Europeo del Cobre (ECI) que incide en que el tratamiento de este material reciclado necesita de un 85% menos de energía que cuando se trata por primera vez.
 
Según esta entidad, la demanda de cobre en los países europeos se ha multiplicado en las últimas décadas, con un incremento del 250% desde 1960 hasta la actualidad debido sobre todo a los requerimientos de las nuevas compañías tecnológicas. Entre otras aplicaciones, este material se emplea en las baterías de teléfonos móviles, en los conductos de agua o en el sistema eléctrico de los hogares.
 
Sin embargo, a la vez que se ha incrementado la demanda de cobre ha aumentado también el porcentaje que se emplea y que procede del reciclaje, hasta alcanzar el 50% del total. Así, en 2014 se reutilizaron un total de 2,1 millones de toneladas de este material, procedentes de aparatos electrónicos y residuos reciclados. "El uso del cobre reciclado se convierte en un factor clave para minimizar el impacto medioambiental de su producción --explican los responsables de ECI--. El cobre reciclado conserva todas sus propiedades intactas, con lo cual puede ser utilizado para cualquiera de las múltiples aplicaciones que tiene este material".

19 de noviembre de 2015

Cómo medir la degradación del territorio

La degradación del territorio es la herencia irreversible de la desertificación y solo con grandes inversiones puede recuperarse una pequeña parte del esplendor perdido. Con este panorama la mejor estrategia es la prevención, como ocurre en la mayor parte de los problemas de carácter medioambiental. Y para atajarla hay dos vías: una es el análisis de los procesos socioeconómicos que causan la desertificación y la puesta en marcha de políticas de cambio, y otra vía es la detección temprana de la degradación y su magnitud.
 
Según la definición de Naciones Unidas, desertificación es “la degradación de tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, causada por diversos factores como las variaciones climáticas y las actividades humanas”. Además se precisa que degradación es la “reducción o pérdida de la productividad biológica o económica y de la complejidad de las tierras”.
 
Mapa de condición de la tierra de la Península Ibérica para el período 2000-2010, que refleja variaciones relativas de madurez ecológica / Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC).
Uno de los enfoques de medición es el conocido como RUE, siglas correspondientes a Rain Use Efficiency, que significa “eficiencia de uso de la lluvia”. El concepto detrás de estas siglas es el siguiente: la cantidad de biomasa producida por cada unidad de lluvia que cae en un territorio. Por ser un poco más específicos: los kilogramos por hectárea de vegetación que se producen cada año por cada milímetro de lluvia que recibe el suelo.
 
En zonas áridas, donde el agua disponible es el factor limitante para la vida, la degradación del territorio se mide a partir del RUE. Este sistema ofrece un retrato bastante preciso de la condición de la tierra, ya que refleja directamente la capacidad del suelo para amortiguar la falta de agua durante los periodos secos. Con un poco de elaboración matemática es posible determinar las zonas en mejor estado y hacer un seguimiento de su tendencia.
 
La tecnología actual permite sistematizar este método y evaluar la degradación en grandes territorios. Mediante imágenes de satélite es posible estimar la productividad vegetal para todo el planeta. Mientras que la red de estaciones meteorológicas, cada vez más amplia, permite obtener datos directos de precipitación y temperatura.
 
Ejemplo de aplicación del sistema 2dRUE en una sucesión de imágenes de Google Earth de un territorio que se está degradando / M.E. Sanjúan.
Una versión avanzada de este tipo de tecnologías es 2dRUE, desarrollada en la Estación Experimental de Zonas Áridas, del CSIC.  Se trata de una metodología de bajo coste, que usa datos públicos y abiertos. Tras una maquinaria computacional compleja, ofrece al usuario mapas contrastables y con una interpretación sencilla. El primer ensayo fue realizado en la Península Ibérica y, tras los resultados, ha sido adoptada por los gobiernos español y portugués con el fin de informar a la Convención de Naciones Unidas para la Lucha Contra la Desertificación, cuya misión es vigilar y mejorar la condición de los ecosistemas. Su éxito ha sido tal, que también se ha utilizado en el Magreb, Sahel, Mozambique y el Nordeste brasileño, y en la actualidad está siendo utilizada para toda China.
 
Fuente: 20 minutos. Autor: J. M. Valderrama que colabora con la Estación Experimental Zonas Áridas del CSIC y escribe en el blog Dando bandazos, en el que entremezcla literatura, ciencia y viajes.

9 de noviembre de 2015

Como contamina el tabaco

El tabaco no sólo perjudica seriamente la salud, sino que además es uno de los peores enemigos del medio ambiente. Desde su cultivo, producción, uso y hasta su desecho es contaminante como ningún otro producto de consumo masivo.

Si seguimos la cadena de producción del tabaco, encontramos desde el principio las primeras afecciones a la naturaleza. El cultivo de la Nicotina tabacum es una de las principales causas de deforestación mundial.  De hecho, de cada 8 árboles que se talan en el mundo, por lo menos 3 serán los responsables de dar el espacio necesario para la plantación. Además, esos árboles talados son toneladas de CO2 que se dejan de absorber.

Pero no es la plantación lo único que contribuye a la tala. No hay que olvidar que para elaborar cigarrillos hace falta papel. No hay que pensar mucho para adivinar de dónde se obtiene…

A eso hay que sumar que la planta del tabaco consume muy rápido los nutrientes del suelo, por lo que hay que usar pesticidas y fertilizantes adicionales para conseguir que tenga un buen desarrollo. Debido a estas prácticas, el suelo sufre un aumento de la erosión, pérdida de sustrato, filtración de contaminantes en aguas… y a las 2 cosechas, está prácticamente inservible.

Ya tenemos, además de una selva talada, un suelo degradado y cigarros listos para fumar.

Pero eso no es todo… ¿cuánto puede contribuir un cigarro a la contaminación del aire? En general, los fumadores se escudan en que los efectos del tráfico. Lo que no saben es las emisiones de los cigarrillos superan a las de algunos motores, concretamente los alimentados de biodiesel.


Sin olvidar que, entre calada y calada, el humo contribuye notablemente al aumento de Gases de Efecto Invernadero. De hecho, se estima que los fumadores producen al año 225.000 toneladas equivalentes de CO2, lo que equivale a 10.000 kilómetros recorridos por 12.000 coches. A eso hay que sumar otras partículas contaminantes derivadas de la combustión.

Tras los aplastantes datos anteriores, hay que reconocer que aunque contamina el aire en menor medida que el transporte y la industria, podemos sumar al tabaco parte de la culpa por la polución.

Aunque el precio del tabaco invite a fumarse hasta las colillas, los cigarros mal apagados son una de las principales causas de incendios forestales en el mundo. Así que agregamos “fuego” a la lista de problemas ambientales derivados de este vicio.
 
Cada año se tiran unos 4,5 billones de colillas en el mundo, fabricados con materiales no biodegradables. La colilla puede conservar restos de sustancias tóxicas, como el alquitrán o la nicotina. Esos residuos pueden llegar a ríos y lagos, y no es tan difícil que esto ocurra ya fumadores hay en todas partes.

En España, casi el 30% de la población fuma. Así que resumiendo, con cada cigarrillo hemos contribuido a la deforestación, a la degradación del suelo, a la contaminación atmosférica, a la generación de residuos y a provocar un posible incendio en un descuido. ¿Cuál es el resultado de multiplicar ?        Fuente: Ambientum

1 de noviembre de 2015

1 de noviembre, Día Mundial de la Ecología

La definición de Ecología engloba muchas disciplinas, aunque se denomina como tal, a la ciencia que estudia a los seres vivos, su hábitat, su distribución y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente: «la biología de los ecosistemas». En el ambiente se incluyen las propiedades físicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).

Aunque sólo exista un día en el que se conmemora a lo largo del calendario anual, debería haber más; todos debemos tener presente la palabra ecología a lo largo de los 364 días restantes. ¿Por qué?, porque en un día no se puede recuperar todo el daño anual que hacemos a nuestro planeta. Con un poco de dedicación y cuidado cada jornada podremos tener un ambiente más saludable y menos nocivo para los seres vivos.
 
Las fatales interacciones del ser humano con el entorno pueden estar en simples gestos diarios: esa colilla que tiras al suelo, esa bolsa que se te vuela y llega hasta el mar,  ese envase de zumo que tu hijo deja olvidado en cualquier sitio, o esa botella de vidrio que sin saber porqué aparece en medio del bosque, son dolorosas acciones para el medio ambiente; que si nadie se preocupa o denuncia pueden ser la mecha que encienda la bomba. Nuestra huella debe ser lo más liviana posible.
 
Gracias a los ecologistas, sí, esas personas que están todo el día protestando, no sin razón; ahora mismo podemos disfrutar de un mundo más natural y menos artificial. Quiero desde nuestra publicación, en este día tan importante, por lo menos para algunos; ratificar de manera clara y eminente, el valioso trabajo que realizan todos esos individuos que aparecen en las noticias del telediario, arriesgando sus vidas por defender causas medioambientales, por defender algo que comprenden como suyo, y que forma parte de sí mismos. En eso radica el entendimiento de la palabra ECOLOGÍA con mayúsculas, en vislumbrar entre tanta información que nos llega por todos los sentidos, el saber discernir que es realmente lo importante para nuestro futuro como especie en el planeta.
 
Nosotros, que somos los dueños y señores de esta vasta extensión de tierra, agua y aire que denominamos mundo; tendremos que aplicarnos y aprovechar el tiempo que nos queda para proteger lo que todavía resiste a nuestra civilización. Una obra titánica que requiere el apoyo de cada una de las personas que habitamos el planeta, aunque sólo sean unos cuantos los que den la voz de alarma y sean los “cabezas de turco”.
 
Irremediablemente, no nos queda otra. Así que, ¿por qué no te sumas ahora mismo a esta empresa?. Revaloriza tu parque, tu bosque, tu lago …esos que tienes al lado y que aparecen semi-abandonados, son hábitats de muchas especies de animales y plantas, y un lugar de descanso y paseo para ti mismo. Vuélcate en su protección y dale muestras de aprecio. Es más fácil empezar por lo local, hay multitud de maneras con las que poder actuar. ¡Busca la tuya, tú eres el único que sabe lo que realmente se te da bien! Planta árboles, implica a tus vecinos, recoge la basura que veas tirada e intenta concienciar al resto, etc; es difícil lo sé, pero por algo hay que empezar.